El «Dronecaptor» está llamado a proteger infraestructruras, instituciones, masas o el tráfico aéreo.
La colisión de un dron hace dos semanas contra un avión que estaba a punto de aterrizar en el aeropuerto londinense de Heathrow es el último incidente conocido que ha disparado la alarma sobre la amenaza para la seguridad que puede entrañar el uso malintencionado o negligente de aeronaves no tripuladas. En julio del pasado año, uno de esos aparatos ya tuvo que ser neutralizado mediante un inhibidor de frecuencias cuando sobrevolaba el Palacio de la Zarzuela justo por encima de la residencia de la Familia Real.