La violencia de género y la seguridad privada. Cooperación y colaboración

La violencia de género es un problema social, sería acertado calificarla como “lacra social”, con fuerte carácter persistente que afecta a todos los órdenes sociales de nuestra sociedad.

De igual forma, detectado el problema tenemos que planificar una respuesta que permita a nuestra sociedad erradicarlo o, al menos, minimizarlo al mínimo.

En este sentido, y analizando ese problema de forma integral, resulta evidente que todos debemos formar parte de la solución. Desde los sistemas educativos (sensibilizando de esta problemática desde muy temprana edad), las instituciones que luchan por mentalizar a la sociedad, los organismos sanitarios que deben velar por la salud mental y física, las instituciones que marcan políticas de ayuda y apoyo, las fuerzas y cuerpos de seguridad con su apoyo preventivo y represivo, etc., y, por supuesto, la seguridad privada con su labor diaria de prevención, de colaboración con el sector público y con el apoyo a las víctimas.

La concienciación social, personificada en mentalización y sensibilización, desempeña un papel crucial en la lucha contra la violencia de género al dirigir sus esfuerzos a lograr una transformación cultural que motive un cambio de actitudes en la forma de observar, detectar y afrontar esta problemática.

Aumentando la conciencia social sobre la gravedad de este problema, se fomenta la empatía y se fortalece la solidaridad en la sociedad, tan necesaria para que las acciones ejecutadas para erradicar este problema tengan el efecto buscado.

Y un apartado fundamental, yo diría que imprescindible, para llegar a ese punto adecuado de concienciación, es la formación, entendiendo ésta de forma global y dirigida a los jóvenes, a los menos jóvenes, a los adultos y a los mayores, estableciendo sistemas educativos y formativos que, lógicamente, deberán profundizar mucho más en la materia cuando los receptores sean personas que van a tratar directamente contra esta lacra social.

La sensibilización no solo educa sobre los signos de violencia de género, sino que también desafía estereotipos y normas culturales que perpetúan la desigualdad.

En todo este contexto, el incremento significativo del grado de comprensión colectiva sobre la importancia de luchar por lograr una efectiva igualdad de género, crea un entorno propicio para el rechazo social de la violencia, lo que deriva en la presión o exigencia al poder legislativo para que lleve a cabo los cambios legislativos necesarios, al poder ejecutivo para que aplique políticas más efectivas y al poder judicial para que aplique con contundencia las penas adecuadas que se merece la corrección o represión de estos hechos tan deleznables y execrables. a la gravedad de los hechos.

Otra ventaja que indudablemente nos proporciona la concienciación social, es que incrementa la asunción de responsabilidad colectiva (implicación), centrando esa lucha en la prevención y en el apoyo sin fisuras a las víctimas de forma que se potencie la eliminación progresiva de las situaciones que derivan en silencio por miedo o temor, bien al agresor o bien a la respuesta social, alentando a las víctimas y a las personas que creen detectar alguna de esas situaciones a denunciar y a buscar el apoyo que la sociedad está obligada a proporcionarle.

Y en este contexto, debemos afrontar desde nuestro Sector de Seguridad Privada esta situación, calibrando cuál debe ser nuestra aportación y cómo debemos contribuir con nuestro esfuerzo y trabajo diario a participar en esa lucha compartida contra esa lacra social.

La seguridad privada puede y debe desempeñar un importante papel en la prevención y en la respuesta a estas situaciones.

El gran número de profesionales de la seguridad privada con el que cuenta nuestra social, invita a pensar que es crucial el apoyo que pueden prestar al sector público para combatir cualquier tipo de delincuencia y, en especial ya que nos estamos refiriendo a ella, a la violencia de género.

Me gustaría destacar tres acciones sobre las que no debería tener duda de que son sistemas de apoyo de la seguridad privada a la pública:

  1. Por un lado, aprovechando la labor de los profesionales de la seguridad privada que tienen la habilitación del Ministerio del Interior para poder ejercer de escoltas privada. Quizás fuera necesaria la aportación de una mayor formación incidiendo específicamente sobre esta problemática, pero no debemos olvidar que se trata de profesionales responsabilizados con su trabajo y altamente capacitados para llevarlo a cabo de una forma efectiva y eficiente. Estos profesionales están capacitados para identificar señales de peligro y actuar de manera eficiente para garantizar la seguridad de sus clientes.
  2. Por otro lado, la importante labor, en lo referente especialmente a la detección, que pueden desarrollar los vigilantes de seguridad, los jefes y los directores de seguridad, en suma, de los departamentos de seguridad con los que cuente una determinada empresa o institución. Pero este personal también puede desarrollar una importante labor de apoyo a la víctima, protegiéndola, haciéndola sentir más segura, ofreciéndole consejo, previniéndola contra el silencio y derivándola a los servicios institucionales de apoyo. Para todo ello, resultaría importante un incremento del nivel formativo sobre esta problemática, aunque siempre sin olvidar que se trata de profesionales cualificados y capacitados para afrontar este tipo de situaciones.
  3. Y, por otro lado, fomentando la incorporación e implantación de los medios y sistemas técnicos necesarios, con especial mención al aprovechamiento de las ventajas que puede proporcionar ese concepto tan en boga hoy en día que engloba lo relacionado con la inteligencia artificial. Estamos hablando de protección perimetral de domicilios, de protección por videovigilancia, de protección en los medios de control de accesos, en la protección telemática e informática, etc.

Para todo ello, y en la seguridad de que me dejo en el olvido numerosas otras funciones que podemos desarrollar diariamente para contribuir en la lucha contra esta problemática pero que, por espacio, no puedo abordar, queda en evidencia que el personal de seguridad privada tiene mucho que aportar al sector público y que éste debe mentalizarse, mucho más de lo que dice estar, en que puede aprovechar la aportación de este gran número de profesionales que configuramos la seguridad privada.

Se habla en nuestro Ordenamiento Jurídico en numerosas ocasiones y en una gran variedad de textos legales, de la preceptiva colaboración y cooperación exigible a la seguridad privada para que contribuya a la seguridad pública, pero poco se habla de que los mecanismos implantados (a pesar de la Red Azul y del Plan Coopera) deben ser incrementados con otros sistemas que potencien, valoren y resalten esa contribución, a la vez que se deben implantar políticas que mentalicen al poder ejecutivo, legislativo y judicial de la importancia de buscar ese apoyo y esa colaboración, haciéndoles ver que cuentan con profesionales cualificados y responsabilizados en su trabajo que están deseando aportar su esfuerzo y dedicación a esa tarea, como forma de conseguir un merecido reconocimiento de la labor que desarrollan diariamente.

Una comunidad que esté suficientemente concienciada y sensibilizada sobre esta problemática es fundamental para construir un entorno donde la igualdad y el respeto sean la norma, lo que conllevará ineludiblemente a marcar el camino adecuado, basado en el trabajo conjunto, coordinado y colaborativo, que nos lleve a la erradicación de la violencia de género.

SÍGUENOS EN ...

TwitterFacebookLinkedin