La amenaza terrorista multiplica las medidas de seguridad en el torneo de París. El complejo está tomado por las fuerzas de seguridad y jugadores, personal y periodistas son controlados de forma minuciosa.
Largas colas, obstrucciones, un batiburrillo de gente y vehículos a lo largo de todo el Boulevard d’Auteuil, la arteria principal de acceso al silvestre complejo de Roland Garros; policías armados y un valladar metálico, doble, con un propósito disuasorio. La colonia residencial de Boulogne-Billancourt, localizada en el cinturón periférico de París, zona suroeste, amaneció ayer con dispositivo más propio de un estado de excepción que el diseñado para un torneo de tenis.