La amenaza nuclear es habitualmente señalada como una de las de mayor impacto posible en caso de materialización. Existe desde la Guerra Fría, aunque la preocupación actual se centra en la posible acción de grupos terroristas, que actúan a nivel global, en escenarios como la adquisición de una bomba nuclear, un ataque o sabotaje a una central nuclear, o la elaboración y uso de una “bomba sucia”. Ante el riesgo existente los gobiernos han visto la necesidad de invertir mayor cantidad de recursos en la protección y guarda de las centrales nucleares que hay repartidas por todo el mundo, así como de profundizar en medidas que controlen el posible acceso a material nuclear utilizado en miles de centros civiles. Por ello, el tema central de la reciente Cumbre de Seguridad Nuclear de 2016 desarrollada en Washington DC ha sido el potencial peligro que corren todas las naciones ante un ataque de estas características.