Hoy me toca ser muy crítico. Lo siento, porque desde todos los sectores sociales están pidiendo solidaridad y unión, y pudiera parecer en ese contexto que me aparto de esa línea. Por ello, pido de antemano disculpas si alguien llega a entender mi discurso en esa dirección; ruego que se enmarquen mis palabras, no en aquel sentido, sino como restringidas a un intento personal de conseguir un mayor reconocimiento. No trato de formular una queja sino de exponer una sensación personal que, quizás, sea infundada.
Nos encontramos en una situación muy grave, con el estado de alarma sanitaria declarado por nuestro Gobierno y confinados en nuestras casas. Bueno, esto de confinados tendremos que matizar algo, porque nuestro colectivo está en la calle contribuyendo como el que más en esta lucha contra esta “plaga”.
Desde todas las Instituciones se está permanentemente agradeciendo la labor de las FFCCSS y de los estamentos sanitarios. Me sumo a ese reconocimiento de manera rotunda y contundente pero quiero expresar lo que siento y lo que creo que percibo. Supongo que no obedece a un interés que sea deliberado ni intencionado, pero en todas esas muestras de cariño y afecto noto la ausencia de mención alguna hacia un colectivo que lo está dando todo y que se encuentra tan expuesto al contagio como cualquiera de esas personas que son permanentemente glorificadas, por supuesto que con mucha razón, por todos los medios de comunicación y por todos nuestros representantes políticos.
Me estoy refiriendo a la Seguridad Privada. Todavía no he escuchado a nadie mencionar la enorme labor que los miembros que pertenecemos a este colectivo estamos llevando a cabo en pro de la seguridad y de la protección colectiva. Ya no estamos solo vigilando y cuidando las instalaciones que nos han encomendado sino que estamos tomando parte activa y muy operativa en el dispositivo ideado por el Gobierno para evitar las aglomeraciones y para contagio del COVID19.
Vemos en la televisión como los vigilantes de seguridad de las empresas y Organismos que tienen autorización para continuar con su actividad laboral, están volcados en exigir a los clientes y visitantes que se desinfecten las manos, que se pongan guantes, que guarden las distancias de seguridad. Que están controlando aforos y que están imposibilitando que se produzcan reuniones, grupillos o simples contactos entre personas.
Veo a los responsables de la seguridad de comercios e instalaciones que se están dejando la piel para cumplir con las medidas gubernamentales mediante la implantación de cartelería informativa, acotamiento de zonas, delimitación de áreas de paso, modificación de horarios de apertura y cierre, control de accesos, etc.
No lo vemos pero se mantiene el excelente trabajo que nuestros compañeros de la SP llevan a cabo en la protección de las infraestructuras críticas que son tan necesarias para el mantenimiento de la mínima asistencia social.
Podría extenderme mucho más mencionando los servicios que se prestan desde el colectivo de la Seguridad Privada, pero prefiero sintetizar en esos casos que me sirvan de ejemplo al contenido de mi disertación. Y sin embargo percibo un olvido social y político respecto de esa labor que tan importante resulta para la protección ciudadana, desarrollada por todos los miembros de este colectivo privado. No se debería obviar ni por supuesto olvidar, que lo que estamos haciendo es colaborar con las fuerzas y cuerpos de seguridad en mantener el respeto escrupuloso de las medidas de seguridad instauradas temporalmente por nuestro Gobierno.
Desde aquí pido que se incorpore a ese elogiado, auténtico y necesario reconocimiento a los trabajadores sanitarios y policiales, al colectivo que conformamos la seguridad privada. Y ello porque estamos trabajando más que nunca para ayudar a nuestro Gobierno en su empeño de conseguir vencer a esta pandemia y conseguir minimizar paulatinamente los contagios que este virus provoca diariamente.
No solo estamos en las empresas, comercios, infraestructuras o Instituciones, también estamos en Hospitales, Centros de Salud, Residencias de personas mayores y en otro tipo de centros asistenciales que se encuentran abiertos. Ahora, por ejemplo, la Comunidad de Madrid va a abrir dos hoteles como complemento de la asistencia médica. Seguro que se contrata a empresas de seguridad para llevar a cabo un control de pacientes y de visitantes.
Estaremos nuevamente en zonas de riesgo y lo mínimo que nuestros dirigentes políticos y toda nuestra Sociedad deben hacer, ya que lejos de eludir nuestra responsabilidad estamos incrementando nuestro nivel de participación y de colaboración, es reconocer esa dedicación encomiable de todos los miembros de la seguridad privada.
Nos vienen tiempos difíciles que seguro que superaremos pero que en el camino nos pueden dejar evidentes síntomas del malestar ciudadano por la pérdida, no ya solo de poder adquisitivo, sino también de su calidad de vida. Puede llegar el momento en el que al ciudadano le falte el dinero para poder comprar alimentos para su familia y puede llegar el momento en el que se produzca un desabastecimiento comercial de productos de primera necesidad. Espero y deseo que estas acciones nunca se produzcan pero debemos estar atentos a ello porque es un riesgo al que nuestra sociedad está expuesta. El empresario no debe olvidar que, de producirse esas predicciones (espero y deseo que no) necesitarán aún más de la seguridad privada.
Ahí nos tendrán. Y nos tendrá formados, preparados y capacitados para llevar a cabo esa labor de protección. Y además de desarrollar esa labor, continuaremos, como no puede ser de otra manera, colaborando y cooperando con las FFCCSS para contribuir entre todos a la protección ciudadana.
De ahí mi pensamiento de que, la Seguridad Privada, como complemento a la Pública, no solo sea necesaria en el momento actual, sino que en un futuro muy próximo se va a convertir en imprescindible.
La preceptiva y necesaria cooperación y colaboración de la SP con las FFCCSE deberá verse incrementada, si Dios no lo remedia, según vaya avanzando la propagación de este letal virus porque somos necesarios para contribuir a la labor gubernamental en su lucha contra esta problemática.
Los recursos humanos de la Seguridad Privada merecen un reconocimiento a su labor, motivo por el que me he decidido a escribir estas líneas para recordar a todos los poderes políticos estatales, autonómicos y locales, que estamos en la calle combatiendo con ellos la propagación del virus y que aunque no nos hemos olvidado de nuestra función de protección en el área privada estamos llevando a cabo una ardua y persistente colaboración, apoyo y cooperación con las actuaciones que llevan a cabo las FFCCSE para la aplicación de las medidas de confinamiento y de protección que ha promulgado nuestro Gobierno.
Estamos ayudando y muy decisivamente, en esa protección, y lo estamos haciendo desinteresadamente y sin el reconocimiento social del que gozan (merecidamente) otros colectivos, pero no nos importa. Seguiremos ayudando y seguiremos colaborando. Ojalá, los poderes públicos se den cuenta y, aunque pase algo de tiempo, también tengan palabras para reconocer nuestra aportación a la seguridad colectiva.
La Seguridad Privada está demostrando que está a la altura de las necesidades sociales; ahora nos toca esperar a que las Instituciones y Organismos públicos y privados también sepan estar a la altura y reconozcan nuestro trabajo como hacen continuamente con otros colectivos, los que, sin duda alguna, también son merecedores del mayor reconocimiento posible.
Eleuterio Gutiérrez Pérez
Presidente de Asociación Nacional de Directores de Seguridad Siglo XXI