En noviembre de 2011, el gobierno británico aprobaba su Estrategia Nacional de Ciberseguridad, un documento programático que giraba en torno a cuatro grandes objetivos:
- Luchar contra el cibercrimen y convertir al Reino Unido en el lugar más seguro del mundo para hacer negocios en el ciberespacio.
- Mejorar las cibercapacidades defensivas del país.
- Trabajar en el desarrollo de un ciberespacio lo más abierto y estable posible.
- Generar los conocimientos, habilidades y capacidades que necesita el Sistema Nacional de Ciberseguridad del país para su desarrollo.