Guardas Rurales en España: Historia, Funciones y Relevancia Actual

Los Guardas Rurales en España son una figura muy importante para la protección del medio rural, desempeñando un papel que combina funciones de seguridad, conservación del medio ambiente y colaboración con las fuerzas de seguridad del Estado. Su existencia tiene raíces históricas profundas, remontándose al siglo XVIII. Durante el reinado de Fernando VI, en 1748, se establecieron los “Guardas de Campo y Monte” con el objetivo de proteger los recursos naturales frente a actividades ilegales como la tala, la caza furtiva y los incendios provocados. Fue en 1849, con Isabel II en el trono, cuando se dio un paso decisivo hacia la formalización de esta figura, gracias a una Real Orden que sentó las bases de lo que hoy conocemos como Guardas Rurales.

El marco normativo que regula la actividad de los Guardas Rurales es amplio y sólido, proporcionando una base legal clara para sus funciones y responsabilidades. La Ley 5/2014 de Seguridad Privada establece sus competencias específicas, reconociéndolos como agentes de seguridad privada en el ámbito rural. Esta ley los legitima para actuar en tareas de vigilancia y protección de bienes, así como en la prevención y detección de delitos. Además, el Código Penal, en sus artículos 554 y 556, impone sanciones para quienes obstaculicen su labor, garantizando el respeto hacia su autoridad. La Ley de Enjuiciamiento Criminal, en el artículo 283.6, les otorga un rol auxiliar en investigaciones penales, destacando su importancia en la colaboración con jueces y tribunales. Asimismo, la Ley de Caza y Pesca de 1970 regula su actuación en actividades cinegéticas (de caza), asegurando el cumplimiento de normativas que protegen la fauna y el equilibrio ecológico. Por último, la Ley Orgánica 2/1986 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad establece la obligación de cooperación entre los Guardas Rurales y las fuerzas de seguridad del Estado.

Las funciones de los Guardas Rurales son diversas y abarcan múltiples ámbitos de actuación. Una de sus tareas más relevantes es la vigilancia y protección de propiedades rurales, tanto privadas como públicas. Esto incluye fincas agrícolas, ganaderas y forestales y cotos de caza. Su presencia actúa como un elemento disuasorio frente a actividades ilícitas como robos, vandalismo u ocupaciones ilegales. También desempeñan un papel esencial en la prevención y detección de delitos, contribuyendo a identificar y denunciar actos ilegales como la caza furtiva, el vertido de residuos tóxicos o la tala no autorizada.

Otro aspecto de su labor es la conservación medioambiental. Los Guardas Rurales participan activamente en la prevención de incendios forestales, realizando tareas de vigilancia en zonas de alto riesgo y colaborando con bomberos y autoridades medioambientales en la extinción de incendios. Además, protegen la flora y fauna locales, asegurándose de que se respeten las normativas que regulan la caza y la pesca. En este sentido, su actuación es vital para preservar la biodiversidad y garantizar la sostenibilidad de los recursos naturales.

La colaboración con las fuerzas de seguridad del Estado es otra de las áreas fundamentales en las que operan los Guardas Rurales. Como auxiliares de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, aportan información valiosa y trabajan conjuntamente en la resolución de delitos que afectan al medio rural. Esta cooperación incluye la vigilancia de zonas de difícil acceso, la detención de sospechosos y la recopilación de pruebas en casos relacionados con el robo de maquinaria agrícola, el tráfico de especies protegidas o el uso ilegal de terrenos.

Para convertirse en Guarda Rural, es necesario cumplir una serie de requisitos legales y de formación. Los aspirantes deben ser mayores de edad y superar un curso de formación específica, acreditado por el Ministerio del Interior. Este proceso incluye pruebas físicas, psicotécnicas y teóricas que garantizan la capacidad de los candidatos para desempeñar las exigentes funciones del puesto. Además, es obligatorio obtener una habilitación oficial expedida por la Dirección General de la Policía, lo que asegura que los Guardas Rurales estén cualificados para actuar dentro del marco legal establecido.

En el contexto actual, los Guardas Rurales son más necesarios que nunca. El incremento de delitos en el medio rural, como el robo de maquinaria, el furtivismo o el vandalismo, ha hecho evidente la necesidad de una presencia constante en estas áreas. Además, su papel en la prevención de incendios forestales y en la conservación de los ecosistemas es cada vez más importante ante los efectos del cambio climático. Los Guardas Rurales también son fundamentales en la regulación del turismo rural, asegurando que estas actividades se realicen de manera sostenible y respetuosa con el entorno.

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