Hace unos días, visité a mi primo Pepe en esa bella ciudad soleada llamada en su día Hispalis por nuestros amigos los romanos.
Once de la mañana, unos estupendos 25 grados en las calles sevillanas y allí estaba Pepe, en su tiendita de chuches, alegrando a niños y no tan niños con sus gominolas.
La tiendita no es tal, sino un pequeño tenderete móvil, que mi querido primo Pepe aloja en el Parque de María Luisa, a lo largo de 10 horas al día.
Mi primo Pepe, me preguntó después de algún tiempo sin vernos a qué me dedicaba y le dije: “Mira primo, me dedico a asesorar a empresas e instituciones sobre cómo proteger analizando los riesgos de forma holística, sus servicios, especialmente aquellos esenciales para la sociedad”.