La Fracción del Ejército Rojo (Rote Armee Fraktion – RAF), también conocida como la banda Baader-Meinhof, fue una organización terrorista que surgió en Alemania Occidental, marcando uno de los periodos más oscuros y violentos en la historia contemporánea de ese país. Fundada en 1970, la RAF operó durante casi tres décadas, dejando un rastro de muerte, terrorismo y profunda conmoción social. Este grupo, que combinaba ideología marxista con métodos de guerrilla urbana, se convirtió en el símbolo de la radicalización política y el extremismo violento de una generación desencantada con el sistema político y económico dominante.
El origen de la RAF se remonta a las protestas estudiantiles de finales de los años 60, un periodo caracterizado por una creciente agitación social y política en Alemania Occidental. La muerte del estudiante Benno Ohnesorg a manos de la policía durante una manifestación en 1967 y el intento de asesinato del líder estudiantil Rudi Dutschke en 1968 constituyeron dos sucesos que radicalizaron a muchos jóvenes activistas. Estos hechos, junto con la oposición a la guerra de Vietnam y la percepción de que el Estado alemán continuaba siendo represivo y autoritario, fueron los principales catalizadores de la formación de grupos radicales como la RAF.
La RAF fue fundada por Andreas Baader, Ulrike Meinhof, Gudrun Ensslin y otros activistas que compartían una profunda desconfianza hacia el capitalismo y el imperialismo, particularmente el estadounidense. Influidos por el marxismo-leninismo y el antiimperialismo, vieron en la lucha armada la única vía para derribar el sistema capitalista y establecer una sociedad comunista. La organización adoptó el nombre de Fracción del Ejército Rojo en 1971, inspirándose en el Ejército Rojo Japonés y posiblemente también en el Ejército Rojo Soviético, con quienes compartían simbología y objetivos revolucionarios.
El grupo comenzó sus actividades con actos de sabotaje y ataques contra instalaciones estadounidenses en Alemania, pero pronto escaló su campaña a robos de bancos, atentados con bombas y asesinatos dirigidos a funcionarios gubernamentales, jueces, policías y líderes empresariales.
Andreas Baader y otros compañeros fueron detenidos en 1968. Baader escapó pero fue capturado de nuevo en abril de 1970. La nueva fuga de Andreas Baader de la custodia policial el 14 de mayo de 1970, organizada por Ulrike Meinhof, marcó el inicio formal de la RAF como una organización terrorista. Este acto de liberación, que implicó un asalto armado, simbolizó el paso definitivo de la protesta política a la violencia armada.
El periodo más intenso de la actividad de la RAF ocurrió durante lo que se conoce como el “Otoño Alemán” (Deutscher Herbst) de 1977. Este período estuvo marcado por una serie de eventos que sacudieron a la sociedad alemana y pusieron al Estado en jaque. En abril de 1977, la RAF asesinó al fiscal general Siegfried Buback, a su escolta y a su chófer, seguido por el asesinato el 30 de julio de Jürgen Ponto, presidente del Dresdner Bank. Sin embargo, el evento que más conmocionó al país fue el secuestro y asesinato del industrial y jefe de la patronal alemana Hanns Martin Schleyer en septiembre de ese mismo año. Schleyer, un exoficial nazi (SS), fue retenido durante semanas mientras la RAF exigía la liberación de sus líderes encarcelados en la prisión de Stammheim.
El secuestro de Schleyer coincidió con el secuestro del vuelo LH 181 de Lufthansa (Palma de Mallorca-Francfort) por parte del Frente Popular para la Liberación de Palestina, en apoyo a la RAF. El avión, que fue desviado a Mogadiscio, Somalia, fue liberado el 18 de octubre de 1977 por la unidad antiterrorista alemana GSG-9 en una operación exitosa que culminó con la muerte de tres secuestradores. Después de la liberación, pero ese mismo 18 de octubre los líderes de la RAF encarcelados, Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan-Carl Raspe, fueron encontrados muertos en sus celdas en circunstancias que siguen siendo objeto de especulación y controversia.
El asesinato de Schleyer al día siguiente, el 19 de octubre de 1977, marcó el clímax de la campaña de terror de la RAF y el final de lo que se conoce como la primera generación del grupo. Estos eventos estremecieron a Alemania y llevaron al gobierno a implementar estrictas leyes antiterroristas y a reforzar las medidas de seguridad interna. Aunque la RAF continuó operando en las décadas siguientes, su capacidad de causar impacto disminuyó significativamente tras el “Otoño Alemán”.
En los años 80 y 90, una segunda y tercera generación de la RAF surgieron, compuestas por nuevos militantes que mantenían la ideología original del grupo pero operaban en un contexto político y social diferente. Durante este periodo, la RAF continuó llevando a cabo atentados, incluyendo un ataque con bomba en la base aérea estadounidense de Ramstein en 1981 y el asesinato de Karl-Heinz Beckurts, un ejecutivo de Siemens, en 1986. A pesar de estos ataques, el grupo comenzó a perder apoyo popular y su capacidad operativa disminuyó considerablemente.
Se descubrió que la RAF había recibido apoyo logístico y financiero de la Stasi, la policía secreta de la República Democrática Alemana (RDA). Este apoyo, que se mantuvo en secreto hasta después de la reunificación alemana en 1990, permitió a la RAF continuar con sus actividades durante más tiempo del que hubiera sido posible sin este respaldo. Sin embargo, la caída del Muro de Berlín y la subsecuente reunificación alemana representaron un golpe fatal para la RAF, que vio cómo su base de apoyo se desmoronaba.
Finalmente, en 1998, la RAF anunció su autodisolución en un comunicado enviado a la agencia de noticias Reuters, declarando que “la guerrilla urbana en la forma de la RAF es ahora historia”. Este anuncio marcó el final oficial de una de las organizaciones terroristas más notables de Europa, pero aún es objeto de estudio y debate. La RAF dejó una cicatriz profunda en las políticas de seguridad y en la sociedad alemana, y su historia sirve como un recordatorio de los peligros de la radicalización y el extremismo político.
El estudio de la RAF revela cómo un pequeño grupo de individuos radicalizados puede llegar a desafiar seriamente a un Estado moderno. La organización, nacida de la desilusión y la alienación política, se convirtió en un símbolo del extremismo violento, demostrando cómo la violencia, en lugar de resolver problemas sociales, puede perpetuar ciclos de destrucción y represión. La historia de la RAF es una seria advertencia sobre los peligros del extremismo y la violencia como herramientas para el cambio social.
A pesar de sus esfuerzos por presentarse como defensores de una causa justa, la RAF fracasó en lograr sus objetivos. Como señaló Peter Jürgen Boock -miembro de la banda- no tenían un objetivo claro, pero creían que la propia lucha se lo mostraría. Esta falta de dirección, combinada con una ideología que glorificaba la violencia, llevó a la RAF a un callejón sin salida, donde su única respuesta a la represión fue intensificar su campaña de terror, perdiendo posibles simpatizantes y fortaleciendo la mano represiva del Estado.
El legado de la RAF es, por lo tanto, complejo y contradictorio. Por un lado, la organización expuso las fallas y contradicciones del Estado alemán de posguerra, pero, por otro lado, sus métodos violentos y su falta de un programa político coherente limitaron su capacidad de generar un cambio real. La RAF es un recordatorio de que la violencia revolucionaria, sin un objetivo claro y sin apoyo popular, está condenada al fracaso y a perpetuar el sufrimiento tanto de sus víctimas como de sus perpetradores.
Los fundadores |
Andreas Baader | 6 de mayo de 1943, Múnich – 18 de octubre de 1977, prisión de Stammheim, Stuttgart. | su muerte ha sido objeto de controversia. La versión oficial sostiene que Baader se suicidó disparándose con una pistola que había introducido en su celda, aunque existen teorías que sugieren que pudo haber sido asesinado. Su muerte ocurrió durante el clímax del “Otoño Alemán”, un periodo de intensa actividad terrorista por parte de la RAF y de represión por parte del Estado alemán. |
Ulrike Meinhof | 7 de octubre de 1934, Oldemburgo – 9 de mayo de 1976, prisión de Stammheim, Stuttgart | Según la versión oficial, se suicidó ahorcándose en su celda con una toalla. Su muerte generó múltiples teorías que cuestionan las circunstancias de su deceso. Final del formulario
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Gudrun Ensslin | 15 de agosto de 1940, Bartholomä – 18 de octubre de 1977, prisión de Stammheim, Stuttgart | La versión oficial indica que se suicidó ahorcándose en su celda con un cable eléctrico, el mismo día en que Andreas Baader y Jan-Carl Raspe también murieron en circunstancias similares. Al igual que con Baader, su muerte durante el “Otoño Alemán” ha sido objeto de controversia, aunque oficialmente se considera un suicidio.
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